Producción • Nutrición Animal

Aditivos Nutricionales, mucho más que simples complementos

Aunque suelen estar subestimados, son componentes esenciales que garantizan que los animales expresen su potencial genético de manera óptima y saludable.

  • 07/10/2025 • 07:00
Fotos: Bedson

Por: Mg. Prof. Ing. Carlos Rodríguez, Gerente de I+D en BEDSON S.A


 

En el complejo entramado de la producción animal intensiva, donde la eficiencia, la salud del animal y la rentabilidad deben equilibrarse de manera precisa, la nutrición emerge como el pilar fundamental. Dentro de este campo, los aditivos nutricionales, a menudo subestimados por su bajo nivel de inclusión, desempeñan un papel absolutamente crítico. Por ese motivo, el objetivo de este artículo es aportar una mayor profundización en su definición normativa, requisitos de calidad y su integración dentro de una estrategia nutricional holística.

Definición, Normativa y Marco Conceptual según SENASA

Para el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA), un aditivo alimentario se define como: “Sustancias, ingredientes, microorganismos y preparados distintos de las premezclas y de las materias primas para los productos destinados a la alimentación animal, sin fines terapéuticos, que se añaden intencionadamente a los productos destinados a la alimentación animal o al agua de bebida, teniendo o no valor nutritivo”.

Enfocándonos específicamente en la categoría de aditivos nutricionales, la función primordial, tal como lo indica la propia definición del organismo regulatorio, es la de “satisfacer las necesidades alimenticias” de los animales. Esta categoría comprende un grupo específico de sustancias:

  • Vitaminas, provitaminas y sustancias químicamente definidas de efecto análogo.

  • Compuestos minerales (macro y microminerales).

  • Aminoácidos, sus sales y análogos.

  • Urea y sus derivados (específicamente en rumiantes).

La premisa fundamental de un aditivo nutricional es garantizar la provisión de nutrientes específicos en una concentración controlada y precisa, asegurando así el sustento de las funciones biológicas normales del animal. Es crucial comprender que su expectativa de performance no radica en generar efectos superlativos o respuestas zootécnicas extraordinarias -como una mejora directa en la conversión alimenticia o en la ganancia de peso- sino en garantizar el requisito básico y prevenir deficiencias que podrían comprometer severamente la salud y productividad del lote.

Desde la perspectiva de la formulación, el nutricionista debe considerar el aporte declarado de cada nutrimento contenido en el aditivo como parte integral de la matriz nutricional global del alimento balanceado. Su inclusión no es arbitraria; responde a un cálculo meticuloso para cubrir los requerimientos diarios del animal. Cabe destacar que, por su propia naturaleza de aditivo, se trata de componentes minoritarios en la fórmula, con un grado de inclusión típicamente igual o inferior al 1%. Cuando la inclusión supera este umbral, nos referimos a ingredientes o componentes mayoritarios, los cuales escapan de esta categorización normativa.

Requisitos técnicos y garantías de calidad imprescindibles

Dado que la función base de estos aditivos es satisfacer requisitos nutricionales esenciales, el control composicional, nutriente por nutriente declarado, se convierte en un aspecto no negociable y de la más alta prioridad.

En primer lugar, la fabricación de estos productos debe realizarse bajo estrictas normas de seguridad alimentaria internacionalmente reconocidas. Certificaciones como GMP+ (Good Manufacturing Practice) o FAMIQS (Feed Additive and preMixture Quality System) no son un lujo, sino una garantía de que los procesos de producción, almacenamiento y distribución están controlados para evitar contaminaciones cruzadas y asegurar la trazabilidad absoluta del producto.

Este compromiso con la calidad se extiende más allá de la mera inocuidad. Un fabricante serio debe implementar un riguroso control de calidad que abarque tanto las materias primas de entrada como el producto terminado. Esto implica respaldar analíticamente cada lote con certificados de análisis (C of A) que verifiquen que la concentración de cada principio activo se ajusta a las especificaciones declaradas, dentro de los márgenes de tolerancia aceptables.

Además, considerando la naturaleza inherentemente lábil de muchos compuestos, particularmente las vitaminas, es imperativo que el proveedor realice estudios de estabilidad. Estos estudios demuestran que los niveles de nutrientes se mantienen en la calidad y concentración óptimas a lo largo de toda la vida útil del producto, bajo condiciones de almacenamiento definidas. Esta información es vital para el nutricionista, quien debe confiar en que el aporte calculado en el momento de la formulación será el mismo que recibirá el animal al momento del consumo, evitando así fallas subclínicas por degradación de los activos.

Recomendaciones para una Integración efectiva en el sistema productivo

Si bien el uso de aditivos nutricionales de alta calidad es una piedra angular, es indudable que la correcta nutrición de los animales en sistemas intensivos trasciende ampliamente esta práctica. Nos desenvolvemos en un contexto multifactorial donde las materias primas son variables en su composición y calidad, a menudo condicionadas por factores químicos, geopolíticos y climáticos, a lo que se suman estresores ambientales y manejos que desafían constantemente la fisiología animal.

Por lo tanto, es imperioso adoptar una visión sistémica y velar por el sistema productivo como un todo integrado. La administración correcta de aditivos nutricionales es una parte extremadamente importante, pero no es la única. Frente a esta realidad de desafíos multicausales, los aditivos no nutricionales -como los moduladores de la salud intestinal, los hepatoprotectores, los adsorbientes de micotoxinas o los mejoradores de la inmunidad- surgen como complementos ideales y necesarios.

Estas herramientas actúan a través de mecanismos diversos para mejorar la funcionalidad hepática e intestinal, optimizando la digestión y absorción de los nutrientes aportados por el alimento, incluidos aquellos provenientes de los aditivos nutricionales. Se genera así un efecto sinérgico donde la base nutricional es potenciada, permitiendo que el animal aproveche al máximo su dieta.

La tendencia global nos obliga a un mayor nivel de exigencia: consumidores y entes reguladores demandan más trazabilidad, bienestar animal y reducción en el uso de antimicrobianos. Paralelamente, la industria se ve desafiada por una disponibilidad de insumos cada vez más escasa y costosa. En este escenario, todo lo que se pueda hacer para mejorar la función fisiológica base de los animales, debe considerarse una actividad estratégica y de base, y no un lujo. Invertir en una nutrición de precisión, respaldada por aditivos de calidad comprobada, es la estrategia más robusta para contribuir a la sostenibilidad del negocio, garantizando la salud del plantel y generando más y mejores productos alimenticios para la humanidad.

 

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