Producción • Sostenibilidad

La carne de pollo argentina, un alimento saludable y sustentable

Un estudio realizado por INTI para CEPA analizó los impactos ambientales de la producción de la carne de pollo producida en el sistema integrado del complejo avícola argentino.

  • 11/08/2025 • 08:00
Fotos: Pexels / Carlos Sinesi

Por: CEPA

 

Los impactos ambientales revisten importancia para la cadena de valor de la carne avícola porque los productos son distribuidos y comercializados mundialmente, donde las actuales y las futuras generaciones de consumidores comienzan a exigir información sobre sostenibilidad ambiental de los productos consumidos, entre ellos, los alimentos. 

El Análisis de Ciclo de Vida de la Carne de Pollo Argentina, solicitado por el Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA) al Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), tiene el objetivo de desarrollar un inventario nacional para conocer el impacto ambiental del producto carne de pollo producido en el sistema integrado del complejo avícola. El primer estudio se llevó a cabo originalmente para los datos de producción de carne de pollo en el periodo 2021/2022 y este informe es una actualización con factores de caracterización y emisiones al periodo 2024.

El objetivo del informe es determinar el inventario nacional (LCI) y sus impactos ambientales de la producción de la carne de pollo producida en el sistema integrado del complejo avícola argentino aplicando la metodología de Análisis de Ciclo de Vida. Es un estudio de casos múltiples a partir de casos individuales que se focaliza sobre socios de “CEPA”. 

El Análisis de Ciclo de Vida es una metodología que cuantifica los impactos ambientales potenciales a lo largo del ciclo de vida de un producto o servicio, desde la extracción de materias primas, la producción y uso de energía, hasta el reciclado o disposición final de residuos. Se incluyen todos los eslabones productivos, desde la producción de cada uno de los componentes de los alimentos de los pollos, pasando por etapas de recría, reproductoras, incubación de huevos, crecimiento del animal, faena y consumo. 

Los resultados obtenidos indican que las emisiones de gases de efecto invernadero (GWP) para la unidad funcional estudiada es de 1,71 kg de CO2 eq/kg de carne de pollo según el package 3.1 de Programa Ambiental de Huellas de la UE, en el cual se actualizaron todos los factores de emisión y caracterización disponibles para todas las categorías de impacto ambiental estudiadas. Mientras que al consumidor, es decir con un alcance de la cuna a la tumba considerando el valor de la modelización utilizada para la cocción y almacenamiento en la casa, fue de 3,40 kg de CO2 eq. Este impacto está distribuido principalmente en las etapas del frigorífico 12,33%, las granjas de parrilleros contribuyen con el 15,96%, las plantas de alimentos/pienso lo hacen con el 22,11%, la logística y distribución del producto final contribuye con el 16,64% y la conservación en la casa del consumidor y su posterior cocción influyen en el 28,39%, por tal motivo se sugiere concientizar a los consumidores de sus acciones para disminuir las emisiones de gases de efecto invernado, igualando el esfuerzo que se realiza en toda la cadena productiva. Respecto a la huella de agua por escasez, se concluye que para la unidad funcional estudiada es de 0,5380 m3 eq. de agua/kg de carne de pollo a la puerta del frigorífico. Mientras que al final de la cadena productiva este valor es de 1,55 m3 eq de agua/kg de carne de pollo. Esta categoría de impacto está distribuida principalmente en las etapas del frigorífico 11,97%, granjas de parrilleros 8,15%, plantas de alimentos/pienso 14,69%, el almacenamiento junto a la cocción en las casas tiene un impacto del 63,21%. A modo de conclusión, se observa que uno de los principales hotspots o puntos calientes aparecen en la producción de piensos, pero si se analiza toda la cadena completa de la cuna a la tumba, el consumidor juega un rol fundamental en las últimas etapas del consumo del producto al igual que en el potencial de calentamiento global. 

Estos procesos están fuera del control de las compañías avícolas, aunque existe el potencial de influir sobre él informando de su importancia con sugerencias de mejora para un consumo más amigable con el medio ambiente. La realización de acciones tendientes a la sustentabilidad, como la difusión de un consumo responsable son herramientas que podrían ayudar a toda la cadena productiva y a la sociedad en su conjunto. 

Los traslados de las materias primas hasta la planta de piensos también representan un hotspot, por lo que comprar estos granos a proveedores que produzcan en zonas próximas a las plantas de piensos reflejará no sólo en ventajas desde el punto de vista ambiental, sino también económicas. 

La recría y postura no generan un impacto significativo en el total, debido a que el aporte de cada gallina y de cada gallo se divide en el total de huevos que tienen en su vida útil, resultando que la contribución para la unidad funcional en estudio es muy baja. Por otro lado, el proceso de incubación, muestra un ligero aporte al total, destacándose el consumo de energía eléctrica y combustibles.  

La granja de engorde de pollos debido a los distintos alimentos que se utilizan para engordar al pollo y sus traslados contribuyen con el 56,64% de las emisiones y el 46,40% el impacto a la disponibilidad de agua; por lo tanto, implementar las medidas mencionadas antes repercutirá en la reducción de emisiones también en esta etapa. La producción de la cama de pollo y su traslado aportan el 7,19% del total (viruta y cáscara de arroz) y el 18,66% en el potencial de deprivación de agua. Profundizar sobre el impacto generado por cada tipo de cama utilizada podría resultar de gran incidencia en esta cadena productiva; el caso del arroz debido al consumo de agua, la emisión de metano durante su ciclo de vida y su distancia de aprovisionamiento puede afectar sensiblemente a la producción de pollos en las granjas. 

Finalmente, dentro del procesamiento del frigorífico se destacan, como ya se mencionó, los consumos de energía eléctrica y combustibles. Además, aparecen con alto impacto las emisiones de la laguna de tratamiento de efluentes. Hacer más eficientes cada uno de los procesos que consumen insumos producirá ventajas ambientales, disminuyendo las emisiones de gases de efecto invernadero y el consumo de agua total de la carne de pollo. 

En función de los estudios comparados con la metodología descripta por las ISO 14040 y 14044, los valores obtenidos en este estudio se encuentran en los rangos internacionales y en muchos casos por debajo de ellos, por las características productivas locales en especial la eficiencia en los procesos e insumos utilizados en la producción. Cabe destacar que en los granos resulta de mayor incidencia en los impactos estudiados, sus condiciones de optimización por la aplicación de la siembra directa y la producción en secano reducen no solo la emisión de gases de efecto invernadero sino también el consumo de agua.  

Del estudio de sustentabilidad surge que un desafío por delante es continuar abordando las mejoras en la utilización de energías y combustibles, siendo clave la eficiencia energética y la incorporación creciente de energías renovables.

En definitiva, se observó que en todos los casos la huella de carbono calculada es significativamente menor a los valores informados en análisis internacionales. Por lo tanto, se puede concluir que la carne de pollo argentina es saludable y sustentable.

 

Link para acceder al informe completo:

https://drive.google.com/file/d/1iAjPr2kKVLiiNCx1oYC-hJF6EuBuSUnF/view?usp=sharing