Proceso • Bienestar Animal

Enfoque multidimensional, el desafío para los productores avícolas y porcinos

 Uno de  los mayores retos que enfrentarán este año ambos sectores es gestionar un sistema basado en la prevención, la vigilancia y la sustentabilidad.

  • 09/02/2025 • 00:00
Fotos: Banco de imágenes

Por: M.V. Esp. Mg Leonardo O. Mascitelli, Presidente de IPSAL

 

La producción avícola y porcina constituyen una de las principales actividades agroindustriales en Argentina. Ambos sectores presentan un importante crecimiento en el consumo interno y una creciente inserción en los mercados internacionales. Sin embargo, los desafíos sanitarios se posicionan como un obstáculo clave para sostener y aumentar la competitividad de estas cadenas productivas para este año 2025, centrándonos en enfermedades críticas como la Influenza Aviar Altamente Patógena (IAAP), la enfermedad de Aujeszky y la Peste Porcina Clásica, así como en estrategias de prevención y sostenibilidad.

Sector avícola: influenza aviar altamente patógena

La avicultura argentina tiene una relevancia estratégica, ya que es un sector caracterizado por una producción intensiva, una alta demanda interna y un rol destacado en la exportación. Sin embargo, la influenza aviar altamente patógena (IAAP) representa un desafío sanitario de primera línea, dada la circulación global de esta enfermedad limitante para la producción y la exportación.

En 2023, Argentina enfrentó brotes de IAAP que llevaron a la interrupción de las exportaciones debido a la imposibilidad del cumplimiento de requisitos sanitarios exigidos por los mercados internacionales. La IAAP no solo impacta en la producción avícola, sino que tiene implicancias zoonóticas y amenaza la salud pública global. En otras regiones, como Europa y América del Norte, esta enfermedad ha provocado grandes pérdidas económicas y sociales y, particularmente en los Estados Unidos, últimamente existe gran preocupación por el salto de especie afectando también al ganado lechero y causando casos humanos.

El virus se transmite principalmente entre aves a través de las secreciones respiratorias y fecales. El contacto directo entre aves infectadas o con superficies contaminadas (alimentos, agua, equipos) puede propagar la enfermedad. Las aves migratorias son reservorios naturales del virus y juegan un papel importante en su diseminación a grandes distancias. 

La crisis sanitaria y económica producida por esta enfermedad debido a la muerte de animales, incluyendo el sacrificio necesario para la recuperación del estatus sanitario exigido por las normas de los organismos de referencia mundial para el comercio, genera un impacto negativo en la economía y la seguridad alimentaria.

Esto provoca una pérdida de la sustentabilidad de la cadena productiva. Como ejemplos mencionamos, además de la pérdida de los mercados de exportación, la pérdida en la producción y menor oferta de carne y huevos en el mercado interno con aumento de precios. Asimismo impacta socialmente de manera negativa en el aspecto laboral por la suspensión o reducción de la producción en los establecimientos faenadores y el resto de la cadena de valor avícola. 

Para la prevención y control de la IAAP se deben tener en cuenta:

1. Vigilancia epidemiológica: Es fundamental establecer sistemas de monitoreo constantes en granjas comerciales y aves silvestres. La detección temprana de la enfermedad permite una respuesta rápida y efectiva. Acciones proactivas más allá de las reactivas.

2. Bioseguridad: Las medidas de bioseguridad en granjas deben fortalecerse. Esto incluye el control del acceso a las instalaciones, la desinfección de vehículos y equipos, y la capacitación de los trabajadores.

3. Vacunación estratégica: Aunque la vacunación no está implementada en Argentina, podría considerarse como una medida complementaria en caso de riesgo elevado. La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA ex OIE) la recomienda para determinadas situaciones. No debe dejar de considerarse esta posibilidad. Se debiera realizar análisis de riesgos detallados previendo distintos escenarios.

4. Capacitación: Realizar entrenamientos y simulacros dentro de un Plan de contingencia por la posibilidad de reaparición de la enfermedad.

5. Colaboración internacional: Participar en redes globales de monitoreo y control de la IAAP facilita el intercambio de información y tecnologías para la prevención.

La sostenibilidad en el manejo de la IAAP requiere integrar estas medidas con el  enfoque de “Una sola salud”, que considere la interacción entre animales, humanos y el medio ambiente.

Sector porcino: desafíos sanitarios claves

  • Peste porcina clásica

La peste porcina clásica, también conocida como cólera porcino, es una enfermedad vírica contagiosa de los cerdos domésticos y salvajes. El modo más común de transmisión es por contacto directo entre cerdos sanos y aquellos infectados con el virus de la peste porcina. La enfermedad se puede propagar por contacto con vehículos, corrales, piensos o ropa contaminados. 

El virus de la peste porcina puede sobrevivir durante meses en el cerdo y en los productos elaborados a base de cerdo si la carne se almacena a temperaturas frías, y durante años si la carne está congelada. Los cerdos pueden ser infectados por consumo de carne o productos porcinos infectados.

El sector porcino argentino ha experimentado un crecimiento notable, con un aumento en el consumo interno y perspectivas alentadoras para la exportación, dado un muy buen estatus sanitario, y la apertura de nuevos mercados. Sin embargo, enfermedades como la Peste Porcina Clásica (PPC) y la enfermedad de Aujeszky, entre otras, representan desafíos significativos.

Argentina logró erradicar la PPC, lo que le confiere un estatus sanitario privilegiado en el mercado internacional. Mantener esta condición exige una vigilancia constante para prevenir la reintroducción de la enfermedad:

  1. Control fronterizo: Es esencial reforzar las medidas en puntos de ingreso al país para evitar la entrada de cerdos o productos contaminados.

  2. Vigilancia epidemiológica: Monitoreo serológico, realizar pruebas periódicas en poblaciones porcinas para confirmar la ausencia de PPC.

  3. Educación sanitaria: Capacitar a productores y técnicos en la identificación temprana de síntomas sospechosos.

  4. Tener actualizado el plan de contingencia por la posibilidad de reingreso de la enfermedad y realizar entrenamientos de actualización y  simulacros.

  • Enfermedad de Aujeszky

El cerdo es el huésped natural del virus de la enfermedad de Aujeszky (también llamada pseudo rabia porcina), aunque además puede infectar al ganado bovino y ovino, gatos, perros y ratas dando lugar a una enfermedad letal.

A diferencia de la PPC, la enfermedad de Aujeszky sigue presente en Argentina, representando un reto para la producción porcina. Propuestas:

  1. Programas de erradicación: Analizar y proyectar la factibilidad de implementar planes zonales/regionales de acuerdo a las recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). Generar programas de certificación de granjas libres de Aujeszky,

  2. Establecer un sistema adecuado de vigilancia que permita detectar la presencia de la infección a pesar de la ausencia de signos clínicos. En caso de ser necesario proceder a la eliminación, mediante sacrificio sanitario, de los casos positivos.

  3. Gestionar medidas de bioseguridad en las granjas comerciales capacitando a todos los actores involucrados. Buenas prácticas ganaderas. Control de movimientos.

  4. Utilizar la vacunación sistemática y/o estratégica como método de saneamiento cuando corresponda, utilizando vacunas de calidad habilitadas.

Conclusión

La prevención y el control de enfermedades en los sectores avícola y porcino deben estar alineados con principios de sustentabilidad. Esto implica, entre otros:

Reducción del impacto ambiental: Gestionar correctamente los residuos que se producen a partir de insumos (alimentos, medicamentos, etc.) que pueden generar riesgos perjudiciales al medio ambiente.

Producción resiliente: Desarrollar sistemas productivos que puedan adaptarse a los desafíos sanitarios y climáticos.

Los retos sanitarios que enfrentan los sectores avícola y porcino en Argentina para el 2025 requieren de un enfoque multidimensional, basado en la prevención, la vigilancia y la sustentabilidad. La influenza aviar altamente patógena, la enfermedad de Aujeszky y la peste porcina clásica son ejemplos de amenazas que, si no se gestionan adecuadamente, podrían comprometer la productividad y la competitividad del país en el mercado internacional.

Es imprescindible que el Estado, el sector privado y la comunidad científica trabajen en conjunto para fortalecer las capacidades sanitarias, asegurando el crecimiento sostenido de estas industrias clave. Se deben establecer políticas públicas de mediano y largo plazo, y en este caso en particular sanitarias, sostenibles en articulación positiva de los sectores privados y públicos.

Solo mediante un enfoque integral proactivo será posible garantizar la seguridad alimentaria, la salud pública y el desarrollo económico en armonía con el medio ambiente y teniendo en cuenta el enfoque integrador de Una Sola Salud.