&nbsp; <p style="text-align: center;"> Fr&iacute;o-Raf es una firma argentina de la ciudad de Rafaela en la provincia de Santa Fe, con un marcado perfil exportador. Su presencia en el mercado latinoamericano se ha ido consolidando a lo largo de su trayectoria, logrando las primeras exportaciones en la d&eacute;cada del &#39;70. Compresores del tipo reciprocantes y de tornillos, separadores de l&iacute;quidos, recibidores de l&iacute;quidos y equipos de bombeo para amon&iacute;aco, condensadores evaporativos y de casco y tubos, generadoras de hielo en escamas y de cilindros y evaporadores se cuentan entre sus principales productos. La empresa entrega llave en mano los distintos encargos y fabrica seg&uacute;n los requerimientos del cliente. FR&Iacute;O-RAF S.A. fue fundada en el a&ntilde;o 1963 por Juan Estanislao Szewc, protagonista fundamental dentro de las generaciones de hombres de la industria que le dieron el gran impulso y desarrollo a Rafaela. Aquel ni&ntilde;o que a los 9 a&ntilde;os partiera en barco desde Polonia hasta Argentina, hoy cuenta con 95 a&ntilde;os y contin&uacute;a haciendo historia. En la actualidad, la empresa cuenta con un plantel de m&aacute;s de 100 empleados que trabajan en una planta con una superficie cubierta de unos 10.000 metros cuadrados, con maquinaria de &uacute;ltima generaci&oacute;n. Para conversar con &eacute;l nos acercamos hasta Lisandro de la Torre 958, la direcci&oacute;n de la empresa. Juan nos recibi&oacute; junto a sus hijos Francisco y Fernando y su nieto Juan, en clara demostraci&oacute;n de que los eslabones de la cadena generacional de los Szewc est&aacute;n firmemente enlazados. <p style="text-align: center;"> De Polonia a la Argentina Antes de que en 1963 Juan Szewc fundara FR&Iacute;O-RAF, y que hoy estemos celebrando sus 60 a&ntilde;os, existe desde el punto de vista familiar y laboral una historia que merece ser contada. Jugando con las fechas podr&iacute;amos se&ntilde;alar como punto de partida el a&ntilde;o 1903, es decir 60 a&ntilde;os antes de la creaci&oacute;n de la empresa.&nbsp; La familia Szewc viv&iacute;a en la ciudad de Nisko, en la provincia polaca de Lwow, aunque todos hab&iacute;an nacido en Warcholy, a dos kil&oacute;metros de Nisko. En 1903 naci&oacute; Francisco Szewc, en 1906 su esposa, Stanislawa Gawryz, en 1925 Paulina, la primera hija de ambos fallecida al a&ntilde;o de vida, y el 23 de noviembre de 1927, Juan Estanislao. Francisco se dedicaba a hacer embutidos para luego venderlos y poder llevar adelante las finanzas de la familia, mientras que Stanislawa atend&iacute;a las necesidades de la casa. La situaci&oacute;n econ&oacute;mica era muy dif&iacute;cil. &ldquo;Cuando ten&iacute;a apenas veinti&uacute;n d&iacute;as de vida -cuenta Juan Szewc-, mi padre zarp&oacute; del puerto de Cherburgo con rumbo a la Argentina en busca de un futuro mejor para los tres. Mi madre y yo nos quedamos en Polonia. All&iacute; en Nisko viv&iacute;amos modestamente, ten&iacute;amos una peque&ntilde;a fracci&oacute;n de tierra donde cultiv&aacute;bamos algunas verduras y cri&aacute;bamos un par de vacas, unos chanchos, pavos, gansos, patos y gallinas. Esa era nuestra principal fuente de alimento, y vend&iacute;amos los excedentes en el pueblo&rdquo;. El 12 de enero de 1928, Francisco llega a Buenos Aires y se instala durante dos semanas en el Hotel de Inmigrantes, sin dinero y con un idioma extra&ntilde;o para la mayor&iacute;a. Cumplido el tiempo que el Hotel le ofrec&iacute;a a los reci&eacute;n llegados, Francisco comenz&oacute; a trabajar en los desmontes de bosques, tarea que lo llev&oacute; a vivir por distintos lugares, sin una residencia estable. Aproximadamente ocho a&ntilde;os m&aacute;s tarde se traslada a la localidad santafecina de San Crist&oacute;bal, donde instala una carnicer&iacute;a en sociedad con otra familia polaca, la cual tiempo m&aacute;s tarde deja de tener participaci&oacute;n quedando Francisco como &uacute;nico due&ntilde;o del negocio. &ldquo;Mi padre -contin&uacute;a Juan- le escrib&iacute;a a mi madre dici&eacute;ndole que nos apur&aacute;ramos en viajar porque en poco tiempo estallar&iacute;a la guerra. Fue entonces cuando en 1937, viendo que la situaci&oacute;n europea empeoraba, poco antes de cumplir mis diez a&ntilde;os de edad partimos desde el puerto de Gdynia en el barco Ko?ciuszko/Poloner hacia la Argentina. Pas&eacute; mi cumplea&ntilde;os en alta mar con las ilusiones de ir hacia un mundo mejor&rdquo;. El 14 de diciembre de 1937, despu&eacute;s de cuarenta y cinco d&iacute;as de viaje, madre e hijo, Stanislawa de 31 a&ntilde;os y Juan Estanislao de 10, arribaron al puerto de Buenos Aires donde fueron recibidos por Francisco. &ldquo;Ese d&iacute;a conoc&iacute; a mi padre -nos dice Juan-, tomamos un tren y nos instalamos en San Crist&oacute;bal, mi nuevo hogar. Juntos empezamos a recorrer un camino tan humilde como el que hab&iacute;amos dejado en Polonia, pero al menos lejos de la guerra que se avecinaba en Europa, la que finalmente se producir&iacute;a casi dos a&ntilde;os m&aacute;s tarde. A los pocos d&iacute;as de haber llegado, mi padre me mand&oacute; con una jardinera tirada por una yegua a buscar la carne al matadero y hacer el reparto al d&iacute;a siguiente. En poco tiempo me fui adaptando a la nueva vida en Argentina e incorporando el idioma sin mayores dificultades, de chico se aprende todo de manera m&aacute;s f&aacute;cil. R&aacute;pidamente me hice amigo de los tres hijos de la familia polaca que trabajaba con mi padre en la carnicer&iacute;a. Respecto a la escuela, en Polonia hab&iacute;a cursado hasta tercer grado, pero ahora ten&iacute;a que empezar todo de nuevo, as&iacute; que en 1938 arranqu&eacute; el primer grado&rdquo;.&nbsp;&nbsp; Pero no estar&iacute;an mucho tiempo m&aacute;s en San Crist&oacute;bal, el recorrido de la familia Szewc seguir&iacute;a por las localidades de Laguna Paiva, Santa Fe y Coronda, dedic&aacute;ndose al negocio de la carnicer&iacute;a y el almac&eacute;n, para luego terminar radic&aacute;ndose definitivamente en Rafaela en el a&ntilde;o 1940. Frigor&iacute;fico Rafaela En aquellos a&ntilde;os cuarenta, Rafaela era una ciudad que empezaba a adquirir protagonismo regional por su fuerte actividad agr&iacute;cola, comercial e industrial. Cuando la familia Szewc llega a Rafaela, alquilan una vivienda en la esquina suroeste de Lisandro de la Torre y Alberdi, propiedad de Am&eacute;rico Monroig. A&ntilde;os m&aacute;s tarde, Don Francisco construir&iacute;a al frente su propia casa. &ldquo;Viv&iacute;amos en el barrio 9 de Julio -relata Juan-, cerca de una de las industrias m&aacute;s importantes de la zona, como lo era el Frigor&iacute;fico Rafaela, lugar donde trabajaron mis padres. Despu&eacute;s de unos a&ntilde;os, mi madre instal&oacute; un almac&eacute;n en su propia casa&rdquo;. En ese mismo frigor&iacute;fico Juan es donde conoce a la que es su esposa y madre de sus hijos, Do&ntilde;a Elsa Teresa Duelli, hoy con 88 a&ntilde;os. En 1942 Juan comenz&oacute; a estudiar en la Escuela Industrial de Varones Guillermo Lehmann, actual Escuela de Educaci&oacute;n T&eacute;cnica N&ordm; 460 Guillermo Lehmann, donde se recibe de tornero mec&aacute;nico en el a&ntilde;o 1946. &ldquo;Recuerdo que terminamos un viernes, y al lunes siguiente entr&eacute; a trabajar en el Frigor&iacute;fico Rafaela. Empec&eacute; haciendo los ganchos donde se cuelgan las reses, despu&eacute;s pas&eacute; a ser ayudante en el taller de mantenimiento, dec&iacute;an que era muy buen soldador, ya sea con la aut&oacute;gena o la el&eacute;ctrica, soldaba las ca&ntilde;er&iacute;as, entre ellas las de refrigeraci&oacute;n. Muchos de los conocimientos que me acompa&ntilde;aron a lo largo de mi vida laboral los aprend&iacute; en el taller del frigor&iacute;fico&rdquo;. FR&Iacute;O RAF S.A. Fuera del horario del frigor&iacute;fico, Juan tambi&eacute;n iba a trabajar a la empresa de Perona y Modenesi, quienes ten&iacute;an un taller especializado en fr&iacute;o industrial para el rubro alimenticio. All&iacute; conoci&oacute; a Victorio Modenesi, a Edeonildo Basso y a Benigno Giurgiovich, con los que conform&oacute; en 1956, previa renuncia al Frigor&iacute;fico Rafaela, una sociedad para realizar trabajos metal&uacute;rgicos que dur&oacute; casi cuatro a&ntilde;os, hasta que se disolvi&oacute; y se conform&oacute; otra integrada por Juan Szewc, Edeonildo Basso y Benigno Giurgiovich que se llam&oacute; Metal-Cor. &ldquo;Pasados m&aacute;s de tres a&ntilde;os, Basso y Giurgiovich se fueron a vivir a San Jorge y a trabajar en la empresa de refrigeraci&oacute;n Luciano Hnos., quien a&ntilde;os atr&aacute;s tambi&eacute;n hab&iacute;a trabajado de Perona y Modenesi. Fue entonces cuando decid&iacute; en junio de 1963 crear mi propia metal&uacute;rgica que denomin&eacute; FR&Iacute;O-RAF. Empec&eacute; con cuatro operarios en un modesto galp&oacute;n de sesenta metros cuadrados con pocas herramientas y pr&aacute;cticamente ninguna m&aacute;quina&rdquo;. De aquellos primeros tiempos de la empresa, recuerda: &ldquo;Rafaela fue una ventaja competitiva en los comienzos, nuestros primeros clientes fueron las industrias l&aacute;cteas y frigor&iacute;ficas de Rafaela y alrededores, como por ejemplo Sancor, Frigor&iacute;fico Rafaela, Molfino, Williner, La Piamontesa y algunos m&aacute;s. Los evaporadores, condensadores y recipientes tuvieron una demanda concreta. Al hacer productos de calidad, las referencias de los clientes nos fueron generando muchos otros, permiti&eacute;ndonos expandirnos. Fuimos atendiendo m&aacute;s y m&aacute;s frigor&iacute;ficos, y tambi&eacute;n industrias de variados rubros de todo el pa&iacute;s. Todas las utilidades se reinvert&iacute;an en materiales, m&aacute;quinas y espacio de trabajo. El crecimiento, en general, fue firme y sostenido, aunque a veces sujeto a los avatares de la situaci&oacute;n econ&oacute;mica y pol&iacute;tica de turno. En la d&eacute;cada del &#39;70, el Frigor&iacute;fico Rafaela, para ampliar y remodelar su sistema frigor&iacute;fico, contratar&iacute;a al Ingeniero Luis Teodoro Zamaro, miembro del Instituto Internacional del Fr&iacute;o de Par&iacute;s y del Centro Experimental del Fr&iacute;o de Madrid, profesor universitario y autor de libros sobre la materia que son utilizados en escuelas t&eacute;cnicas y universidades de la Argentina. &ldquo;Entablamos una gran amistad -comenta Don Juan-, todos los viernes visitaba mi planta, donde con gran pasi&oacute;n y vocaci&oacute;n me transmit&iacute;a sus vastos conocimientos en refrigeraci&oacute;n. Despu&eacute;s de esos momentos de trabajo, cada viernes compart&iacute;amos el almuerzo en mi casa. Mantuvimos esa rutina religiosamente durante diecisiete a&ntilde;os ininterrumpidos&rdquo;. Con el tiempo, sus hijos Francisco, Marisa y Fernando fueron asumiendo funciones dentro de la empresa. En la actualidad, Francisco ocupa la gerencia general y Fernando la gerencia comercial, Marisa se dedica a su profesi&oacute;n de m&eacute;dica pediatra. &ldquo;M&aacute;s all&aacute; de la posici&oacute;n econ&oacute;mica que haya logrado alcanzar, me siento tranquilo de haber podido transmitir a mis hijos una forma de vida simple, honesta y responsable. Me alegra haber podido darles la oportunidad de estudiar y desarrollarse, y estoy orgulloso de ver a mis nietos encaminados por el mismo rumbo que siguieron sus padres&rdquo;, dice Juan Szewc y finaliza: &ldquo;En lo laboral, a&ntilde;os de trabajar con seriedad, sacrificio y honestidad me han dado un gran reconocimiento de colegas y clientes. Siempre fui una persona disciplinada y apasionada por el trabajo, tratando de transmitir estos valores a mis hijos y a mis colaboradores. Hoy, a los 95 a&ntilde;os, todav&iacute;a siento ganas de seguir tirando del carro. Mi padre ten&iacute;a raz&oacute;n: la &uacute;nica forma de progresar es con trabajo&rdquo;. Nuevo logo La celebraci&oacute;n de los 60 a&ntilde;os de Frio-Raf fue la oportunidad para presentar el nuevo logo que de ahora en m&aacute;s representar&aacute; a la empresa. En constante expansi&oacute;n hacia el futuro, sus integrantes siguen honrando el pasado para celebrar el presente. De esta forma, la nueva imagen es un cambio hacia una nueva identidad que transmite trayectoria, solidez y expansi&oacute;n. <p style="text-align: center;"> &quot;Creamos una nueva marca que acompa&ntilde;e nuestro crecimiento&quot;, afirman. &nbsp;Fuente: informaci&oacute;n enviada por Fr&iacute;o-Raf