Por: INTA&nbsp; Fotos: INTA En la actualidad, la producci&oacute;n animal en la Argentina evoluciona hacia sistemas intensivos y concentrados que generan una mayor cantidad de residuos s&oacute;lidos y efluentes recuperables, que los especialistas denominan subproductos. Estos subproductos pueden ser provenientes de la producci&oacute;n av&iacute;cola, porcina, de tambos y feedlots. Asimismo, los suelos de la regi&oacute;n pampeana del pa&iacute;s perdieron entre un 30% y un 50% del contenido inicial de materia org&aacute;nica, producto de la prolongada historia agr&iacute;cola. En este contexto, Nicol&aacute;s Sosa, especialista del INTA Manfredi &ndash;C&oacute;rdoba&ndash;, explic&oacute;: &ldquo;Esto se constituye en una oportunidad de convertir este potencial contaminante, residuos s&oacute;lidos y efluentes, en un insumo estrat&eacute;gico de la producci&oacute;n que con un correcto manejo se convierta en una importante fuente de materia org&aacute;nica y nutrientes necesarios para el desarrollo de los cultivos&rdquo;. &ldquo;En promedio, entre el 60% y 70% de los nutrientes que forman parte de la raci&oacute;n no se transforman ni en leche ni en carne, es decir, se excretan a trav&eacute;s de heces y orina&rdquo;, expres&oacute; el t&eacute;cnico. De esta manera, agreg&oacute; que el reciclado de estos nutrientes por medio del uso de subproductos org&aacute;nicos de origen animal podr&iacute;a contribuir en gran medida a mitigar esta deficiencia en la reposici&oacute;n de nutrientes como nitr&oacute;geno, f&oacute;sforo y potasio. En este sentido, Karina Garc&iacute;a, especialista del INTA Barrow -Buenos Aires-, se&ntilde;al&oacute; que &ldquo;dado que cada sistema productivo es diferente, su manejo y tratamiento de residuos org&aacute;nicos debe reflejar cada situaci&oacute;n en particular&rdquo;. Los residuos generados presentan una enorme variabilidad en su composici&oacute;n y, por lo tanto, en el contenido de nutrientes para su posterior aplicaci&oacute;n al suelo. Esto depende de muchos factores como, principalmente, el tipo de sistema productivo, su grado y forma de estabulaci&oacute;n, en el caso de poseerlo, y el sistema de limpieza utilizado. Este &uacute;ltimo es tambi&eacute;n influido por el consumo de agua que se realice, &ldquo;aspecto en el cual siempre hacemos foco en realizar pr&aacute;cticas que apunten a un uso eficiente de esta&rdquo;, sostuvo Garc&iacute;a. Por otro lado, adem&aacute;s de los factores mencionados anteriormente, se debe contemplar el sistema de tratamiento existente, como as&iacute; tambi&eacute;n el tiempo de estabilizaci&oacute;n de dichos efluentes, ya que influir&aacute;n directamente en la calidad del subproducto a utilizar. &ldquo;Es importante que el productor conozca el volumen de efluentes generados en su sistema y su composici&oacute;n&rdquo;, remarc&oacute; la especialista. De este modo, es posible adaptar el sistema de tratamiento en funci&oacute;n de sus caracter&iacute;sticas, de las posibilidades de valorizaci&oacute;n y de los objetivos perseguidos, teniendo en cuenta los requerimientos operativos y econ&oacute;micos, de manera de asegurar que el sistema implementado sea sostenible en el tiempo. Dentro de las alternativas posibles a aplicar se encuentran el compostaje, lagunas de estabilizaci&oacute;n y biodigesti&oacute;n anaer&oacute;bica; tratamientos biol&oacute;gicos con diferentes grados de complejidad y requerimientos. Garc&iacute;a sostuvo: &ldquo;Con la gesti&oacute;n eficiente de recursos pecuarios se deja de producir un pasivo ambiental y se lo transforma en un activo energ&eacute;tico; ah&iacute; es donde est&aacute; el real beneficio de un correcto tratamiento y disposici&oacute;n final de este efluente&rdquo;. El equipo investigador del INTA realiz&oacute; estudios en un establecimiento agr&iacute;cola con criadero de cerdos ciclo completo de 500 madres y llegaron a resultados prometedores. &ldquo;Con los efluentes de la producci&oacute;n porcina, luego de su tratamiento y estabilizaci&oacute;n, podemos fertilizar 110 hect&aacute;reas por a&ntilde;o, lo que es equivalente al 25% de la superficie requerida de ma&iacute;z para la alimentaci&oacute;n de estos&rdquo;, subray&oacute; el especialista. Otro aspecto destacado por Sosa fue que &ldquo;el porcentaje de sodio intercambiable en el suelo no se increment&oacute; en gran medida luego de cinco a&ntilde;os de ensayo, siempre que el productor cuente con agua de bebida y limpieza de buena calidad&rdquo;. Adem&aacute;s, agreg&oacute; que &ldquo;el uso correcto de estos subproductos no s&oacute;lo aumenta la producci&oacute;n de los cultivos por su funci&oacute;n como enmienda org&aacute;nica de calidad, sino que tambi&eacute;n contribuye a generar un sistema sustentable, dado que mejora las condiciones f&iacute;sicas y biol&oacute;gicas de los suelos y garantiza un destino final controlado, seguro y con valor agregado a estos recursos&rdquo;, puntualiz&oacute; Sosa. <p style="text-align: center;"> Los especialistas sostienen que esta t&eacute;cnica debe ser un complemento a la fertilizaci&oacute;n mineral. De igual manera, &ldquo;para una correcta utilizaci&oacute;n de los residuos org&aacute;nicos como abono agr&iacute;cola es necesario considerar la composici&oacute;n de los mismos, la oferta de nutrientes del suelo y las necesidades de los cultivos a fertilizar&rdquo;, continu&oacute; Sosa. Adem&aacute;s, el valor agron&oacute;mico y econ&oacute;mico de los efluentes depende en gran medida del manejo que se haga de ellos. Las tecnolog&iacute;as actualmente disponibles permiten la aplicaci&oacute;n variable mediante la interpretaci&oacute;n de mapas de necesidades de fertilizante, que tambi&eacute;n permiten predeterminar y prefijar &aacute;reas de m&aacute;xima sensibilidad. Con el trabajo articulado en cada etapa es que, adem&aacute;s de aprovechar al m&aacute;ximo estos recursos pecuarios, finalmente, se puede lograr un ahorro importante desde el punto de vista econ&oacute;mico del productor.