<p style="text-align: center;"> Por: Jos&eacute; M. Dodds, Director Ejecutivo de la Federaci&oacute;n Porcina Argentina. <p style="text-align: center;"> Fotos: Jos&eacute; M. Dodds En el primer semestre de 2022 las importaciones de cortes de cerdo llegaron no solo para abastecer a la industria de chacinados, sino a las carnicer&iacute;as y supermercados, desnaturalizando la media res producida en Argentina, y los precios como consecuencia de esto se mantuvieron por debajo de la rentabilidad de una granja promedio. Las importaciones registraron en los primeros 11 meses un aumento interanual del 7.4% y una ca&iacute;da de las exportaciones del 71%. A partir del segundo semestre hubo una mejora sustancial de precios en gran medida por la disminuci&oacute;n de las importaciones, que si bien no se frenaron totalmente pasaron a niveles algo m&aacute;s razonables. Cuando la rentabilidad mejor&oacute; se produjo el efecto &ldquo;d&oacute;lar soja 1&rdquo; que impact&oacute; fuertemente en el costo de la alimentaci&oacute;n, aumentando el costo total en un 9% y con esto se vuelve a licuar la rentabilidad, total o parcialmente seg&uacute;n las eficiencias de las granjas. Pero este d&oacute;lar soja trajo efectos colaterales. Cualquier productor de ma&iacute;z, con toda l&oacute;gica, prefiri&oacute; vender su soja y retener el ma&iacute;z, por lo que se resinti&oacute; parcialmente la oferta del mismo, encareciendo los costos en otro eje importante de la alimentaci&oacute;n porcina. Las consecuencias fueron comunicadas por la &ldquo;Federaci&oacute;n Porcina Argentina&rdquo; a las autoridades correspondientes, quienes tomaron debida cuenta de los efectos colaterales de la medida y anunciaron junto con el &ldquo;d&oacute;lar soja 2&rdquo; medidas de &ldquo;compensaci&oacute;n&rdquo; para contener estos efectos no deseados. Esta compensaci&oacute;n si bien plausible, no es suficiente para contener el impacto negativo de pol&iacute;ticas macroecon&oacute;micas sobre las producciones intensivas, sean cerdos, pollos, ponedoras o feedlot. El &uacute;ltimo trimestre del 2022 trajo un nuevo estr&eacute;s a la producci&oacute;n. Por las licencias no autom&aacute;ticas a las importaciones, el ingreso de vitaminas y otros componentes de las dietas se restringieron en tal medida que los stocks de seguridad se empezaron a consumir, pasando las existencias de n&uacute;cleos alimenticios a una existencia cr&iacute;tica y al cierre del a&ntilde;o 2022 a faltantes de productos esenciales. Tambi&eacute;n se restringi&oacute; la introducci&oacute;n de reproductores. La continuidad de estas limitaciones traer&aacute; consecuencias adversas en la producci&oacute;n. Las granjas m&aacute;s tecnificadas donde la gen&eacute;tica, la sanidad, la alimentaci&oacute;n, el bienestar animal; en definitiva, donde se han incorporado las mejores pr&aacute;cticas productivas, lo han podido sortear con mayor o menor dificultad. Pero aquellos productores que est&aacute;n en etapa evolutiva hacia las mejores pr&aacute;cticas no tuvieron la misma suerte. La secretar&iacute;a de Agricultura Ganader&iacute;a y Pesca de La Naci&oacute;n registra en su informe preliminar del mes de noviembre del 2022, el cierre del 3,5% unidades productivas, esto significa que oficialmente se reconoce el cierre de 3.578 granjas. A pesar de esto, el stock en todas las categor&iacute;as se mantiene en alza en un 2,4%. Tambi&eacute;n se mantuvo en alza la producci&oacute;n en un 4,1% y el consumo per c&aacute;pita aumentando un 7%. Todo esto comparando enero a noviembre de 2022 vs 2021. Sin lugar a duda, la carne de cerdo no ha sido un dolor de cabeza para la econom&iacute;a de los argentinos. El valor del cap&oacute;n aument&oacute; en 2022 el 71%, mientras que la inflaci&oacute;n 94.8%, existiendo una diferencia entre ambos del 23.8%. Est&aacute; claro que el cierre de granjas y la nula o escasa rentabilidad se explican por los costos, que seg&uacute;n fuentes privadas aumentaron en el 2022 un 99%. Es muy dif&iacute;cil mantener una producci&oacute;n sustentable con una diferencia anual entre el costo productivo y el precio del producto del 28%. Desde la Federaci&oacute;n Porcina Argentina, como continuadora de la AAPP (Asociaci&oacute;n Argentina de Productores Porcinos), cuyos socios son las C&aacute;maras de Buenos Aires, C&oacute;rdoba, Entre R&iacute;os y Santa Fe y las asociaciones no territoriales Gitep y Pormag, estamos en continuo contacto con las autoridades correspondientes para evitar que las medidas macroecon&oacute;micas tengan efectos no deseados en la producci&oacute;n y su impacto negativo en las fuentes de trabajo y en la cadena productiva general. Enfrentamos un 2023 con importantes desaf&iacute;os En primer lugar, las importaciones: con la restricci&oacute;n de nutrientes esenciales para la dieta de los animales, la restricci&oacute;n al ingreso de gen&eacute;tica para mantener la ganancia, la restricci&oacute;n para el equipamiento de nuevas granjas, se espera una incorporaci&oacute;n de 15.000 cerdas productivas en el 2023 y las importaciones de equipamientos para nuevas industrias frigor&iacute;ficas. &iquest;Acaso todo estos efectos adversos no impactan en la mesa de los argentinos? &iquest;Acaso no restringen las fuentes de trabajo que tiene la incre&iacute;ble caracter&iacute;stica de ser federal? En segundo lugar, enfrentamos una sequ&iacute;a muy severa. La m&aacute;s importante de los &uacute;ltimos 30 a&ntilde;os, donde est&aacute; claro que el productor que perdi&oacute; su ma&iacute;z perdi&oacute; cerca de 1.800 u$d/ha, o m&aacute;s. Ya se estima que el &aacute;rea sembrada es menor a lo esperado en 1,3 millones de hect&aacute;reas y el estado de los cultivos en muchas regiones es regular, malo o muy malo. Esto significa que la existencia de ma&iacute;z a futuro se ver&aacute; comprometida y se esperan baches en las existencias para finales del primer trimestre e inicios del segundo trimestre. Es hora de pensar desde el gobierno, en cr&eacute;ditos blandos para otorgar a la producci&oacute;n capital de trabajo. Es hora de pensar en bajar las retenciones a la exportaci&oacute;n de cerdos que cay&oacute; el 71% interanual. Es hora de mirar al mundo y compararnos, por ejemplo, con Brasil donde el valor del cerdo en pie es 1,23 u$d y el de Argentina 1,75 u$d. Internamente tenemos que pensar en nuevos modelos productivos donde la asociatividad entre granjas puede ser una alternativa para viabilizar una producci&oacute;n comprometida por muchos frentes y defender los avances tecnol&oacute;gicos.