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Analiza cómo afectan las importaciones en la producción y el negocio local

Ante la situación actual de suba de las importaciones, el Ing. Zoot. Juan Luis Uccelli de JLU Consultora, analiza en el siguiente artículo dónde se genera el problema, quiénes se ven afectados directamente con la facilidad de las mismas y quienes aprovechan un negocio para beneficio propio.

  • 21/02/2022 • 00:00

En Argentina en el año 1992, junto con la convertibilidad, vino la apertura de mercados indiscriminada y fue el inicio de un problema que se llevó, durante esa década, la salida del sector de más de 4.000 productores, llegando en el año 1999 a representar el 72% de lo que consumíamos los argentinos de carne de cerdo. Las importaciones fueron el principal problema con el que hubo que luchar y en el 2020 parecía totalmente controlado, cuando las exportaciones superaron a las importaciones y tuvimos saldo positivo en cantidad y en divisas. Pero el año pasado, en especial el segundo semestre, significó un fuerte retroceso con una importación de 25.000 ton en dicho período, que proyectadas hubieran sido más de 50.000 ton. al año (la segunda cifra más alta desde el 2002).

En el Gráfico siguiente vemos la participación de la importación en relación a la producción local, todo expresado en equivalente media res.

Es importante comentar que durante todos estos años la producción local fue creciendo y mediante la generación de promoción del consumo, también éste fue aumentando, llegando a valores de 20.92 kilos por habitante por año en el 2021. De no haber generado dicho crecimiento, la participación de la importación no solo sería muchísimo más alta, sino que hubiera condicionado todo el crecimiento que se realizó.

Cadena de valor y la participación de las importaciones

Queremos graficar la cadena de producción normal que hay en nuestro mercado y desde dónde empieza a participar la importación.

Podemos ver que la importación ingresa en la última etapa de la cadena de valor, dejando de lado, no solo la producción, sino la faena y el desposte (Matarifes), que representa el 78.4% de la mano de obra que genera valor en la propia cadena.

Obviamente la importación trae un porcentaje para la industria de chacinados, que se transforma en productos elaborados y hay un agregado de valor, pero durante el año pasado y el primer mes del presente año, solo el 45% de lo que ingresó fue a chacinería y el resto se vendió, sin ningún agregado de valor, a los últimos eslabones de venta.

Armado de la media res

En un trabajo de enero del 2021 (ISPN26A3) desde la consultora hicimos un análisis de cómo se forma la media res y realizamos el siguiente esquema.

Observamos que 7 cortes principales representan el 63.5% del total de la media res y cuando se valorizan pasan a tener el 90.4% del valor total y que el resto de los cortes solo tienen un valor del 9.6% del total de la media res, inclusive muchos de ellos están por debajo del precio del capón en pie. El armado y valorización de la media res en Argentina es malísimo y debemos cargar todo el resultado económico en pocos cortes.

La importación se caracteriza por traer en un 98% del volumen repartido en 5 de los 7 cortes principales y a precios muy bajos, ya que el país de origen (Brasil) tiene una situación extremadamente complicada y muchos excedentes de carne porcina. Localmente estos 5 cortes importados representan el 76.5% del valor de la media res.

En la siguiente tabla vemos las valorizaciones a dólar oficial de los 5 cortes importados (en la forma en que se importan y también se ofrecen en el mercado local) y la diferencia.

Las diferencias por kilo son más que significativas y si bien el 60/80% queda como beneficio del propio importador, marcan precios de referencia y saturan la oferta, generando un problema para los matarifes (despostadores o frigoríficos) que quieren colocar la mercadería nacional. Esto trae como consecuencia inmediata un freno en la compra de cerdos o una baja en el precio que se le paga al productor, quien como ha sucedido siempre, termina pagando los platos rotos.

Importación y consumidor

En un planteo lógico, en una economía de mercado, cuando un producto entra más barato por importación que el precio que tiene localmente, se baja el precio que paga el consumidor por un simple tema de oferta y demanda. En Argentina no sucede dicha situación, el consumidor termina pagando el mismo precio, o como sucedió en el mes de enero de 2022, el cerdo local se mantuvo a una cotización similar a lo largo de todo el período, se importaron casi 4.000 ton y el precio al público subió un 7% (cabe aclarar que el precio de la carne de cerdo está relacionado con el precio de la carne vacuna y no con el valor de la importación, ni del cerdo en pie). Desde ya la importación es defendida desde siempre por ultra liberales del sector que defienden la economía de mercado pero que, en este sentido, no funcionó.

Un caso sorprendente es el de la bondiola, que se trae exclusivamente para el mercado fresco (con la tremenda ironía que viene congelado y se lo descongela para vender al público como fresco). El precio del mercado local mayorista varía entre los $520 a $550 el kilo y la importada, ya nacionalizada, cuesta entre $310 a $330. Pero los importadores no la venden a ese precio, la ofertan entre $480 a $510, haciendo una diferencia por kilo promedio $175 por kilo, que por contenedor representa una pobre ganancia de $4.300.000 (al dólar paralelo casi U$D20.000).

Propuesta

Hay una realidad actual ineludible y es la falta de dólares en el país. Muchas importaciones no se autorizan, más allá que no se fabriquen en el país (ejemplo en el sector, los paneles evaporativos) y otros productos claves para nuestra base productiva como son las ruedas de tractor. Es en este punto donde no se llega a entender la facilidad que existe para importar carne de cerdo, de un producto que no hay faltante y donde los únicos beneficiados son el grupo selecto de importadores, que hacen muy importantes ganancias.

Creemos que sería lógico ver lo que se importa para darle valor agregado (considerando que el gasto de un celular y el pago de frío no lo es) y supeditar el resto a la disponibilidad de divisas, que como empezamos en este punto, no hay.

Muchos países están tomando medidas de todo tipo, siempre dentro de lo permitido, para “incomodar” las importaciones directas y pasar la situación mundial en el freno de las compras de carne de cerdo. Argentina debería tomar el mismo camino, más allá que localmente hay un expertise no solo en incomodar, sino directamente en frenar.

Conclusión

Las importaciones que en el 2020 habíamos pensado que ya no molestarían nunca más a la producción local, volvieron a generar problemas que, a medida que pasa el tiempo, están complicando a los productores locales y, de no hacer nada y seguir todo así, provocaría el cierre de establecimientos, empezando como siempre por los pequeños y medianos.

El exceso actual de producción de carne de cerdo de Brasil no solo afecta a su propio mercado con una caída impresionante del valor que se paga el capón vivo, sino que está ahogando a los países de la región con ofertas a precios irrisorios, pasando sus problemas como vasos comunicantes.

Siempre que alguien pierde, alguien gana. Los que pierden representan el 78.4% de mano de obra del sector. Pierde también el consumidor porque en nada baja el precio que pagan y le venden un producto congelado, como si fuera fresco engañándolo. Pierde el país, porque expulsa divisas que necesita en productos que no necesita. Solo gana un grupo de más de 25 importadores que hace su grosera diferencia y revive la famosa bicicleta, no financiera, sino importadora.

Hay posibilidades del actual Gobierno de tomar medidas de coyuntura que alivien el problema actual e impidan que el mismo se agrave.

En el país que necesita desarrollar mano de obra, castigamos a los que la generan y beneficiamos a los que no la componen.