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Carne de pollo, una aliada para cada etapa de la vida

Su perfil nutricional, la versatilidad al momento de cocinarla y sus diferentes texturas, hacen de la carne de pollo una opción saludable para incorporar desde el embarazo y los primeros años de vida hasta la adultez.

  • 17/02/2022 • 14:00

Por: Lic. María Dolores Fernández Pazos y Lic. María Daniela Rainieri. Centro de Información Nutricional de la carne de pollo (CINCAP)

Fotos: Banco de imágenes

La carne de pollo es un alimento óptimo para incluir en las distintas etapas de la vida, desde las primeras comidas de los bebés hasta la edad adulta mayor. Esto es así por su perfil de nutrientes como por sus características sensoriales.

Embarazo y lactancia

Tanto el embarazo como la lactancia conllevan a un aumento en las necesidades maternas de energía y nutrientes. Uno de los nutrientes cuya demanda se ve incrementada son las proteínas. Éstas son componentes fundamentales de todos los tejidos del cuerpo, tanto de la madre como del bebé en formación, así como de la leche materna, que permiten el crecimiento y desarrollo del bebé que ha nacido. Se recomienda consumir diariamente unos 25 g adicionales de proteínas, tanto durante el embarazo como a lo largo del primer año de lactancia, en promedio.

Una porción mediana de carne de pollo (por ejemplo, 1 muslo grande o 1 pechuga chica), aportan aproximadamente el 40% de las necesidades diarias de proteínas de una mujer sana embarazada o en período de lactancia, en promedio. Además, al ser una carne muy magra, su aporte de energía es también bajo, lo cual contribuye a evitar un aumento de peso excesivo, al tiempo que cuida la salud cardiovascular. Adicionalmente, contiene zinc, fundamental para la formación de los órganos del bebé, y hierro de buena calidad, indispensable para la prevención de la anemia materna, condición que pone en riesgo la salud tanto de la madre como del bebé. Su aporte considerable de vitaminas del complejo B, implicadas en numerosos procesos que incluyen el metabolismo de los restantes nutrientes, y selenio, componente de sustancias antioxidantes del organismo, supone una contribución mayor para cubrir las necesidades diarias de estos nutrientes.

Primer año de vida

En la actualidad, se considera que el momento oportuno para comenzar a dar alimentos distintos a la leche materna (o de fórmula) a niños sanos nacidos a término es a partir de los 6 meses de vida, complementando a partir de ese momento y hasta el segundo año de vida, o más, a la leche materna. Los primeros alimentos tienen una función principalmente “educativa”: permiten al niño explorar nuevas texturas y sabores, al tiempo que contribuyen al desarrollo de habilidades masticatorias y deglutorias.

“La carne de pollo ofrece proteínas de óptima calidad y de muy fácil digestión, indispensables para el crecimiento y desarrollo en los primeros años de vida”

La carne de pollo es un alimento apropiado para esta etapa, ya que se trata de un alimento tierno por naturaleza y, por lo tanto, ideal tanto para incorporar en forma desmenuzada en papillas, como para ofrecer luego en pequeños trozos que el niño puede tomar con sus propias manos. Su sabor suave hace que sea fácilmente aceptado, al tiempo que permite combinarlo con todo tipo de alimentos y condimentos adecuados para la edad, en preparaciones variadas y atractivas. En cuanto a su valor nutricional, ofrece proteínas de óptima calidad y de muy fácil digestión, indispensables para el crecimiento y desarrollo. Tiene hierro de fácil absorción, un nutriente crítico en este período de la vida, al igual que el zinc. Además, aporta numerosas vitaminas del complejo B.

Niñez

Una porción de carne de pollo sin piel (del tamaño apropiado para cada edad) es capaz de cubrir el 80% o más de las necesidades diarias de proteínas a lo largo de toda la niñez, y aporta todos los aminoácidos esenciales para el crecimiento y desarrollo característico de esta etapa. Por otra parte, durante la niñez no sólo es importante un correcto aporte nutricional, sino también la formación de hábitos alimentarios saludables que ayuden a los niños y niñas a tomar buenas decisiones una vez que tengan el control de su alimentación.

“Una porción de carne de pollo sin piel (del tamaño apropiado para cada edad) es capaz de cubrir el 80% o más de las necesidades diarias de proteínas a lo largo de toda la niñez”

La versatilidad característica de la carne de pollo hace que sea muy sencillo preparar comidas variadas de manera de favorecer la aceptación. Además, su sabor suave hace que raramente sea rechazada, al tiempo que permite combinarla con muchísimos condimentos, salsas e ingredientes cuando la idea es estimular el apetito de los más exigentes. La textura tierna de la carne de pollo hace que sea de muy fácil masticación, de modo que es un alimento apropiado para ofrecer a los más pequeños, y mediante las distintas formas de cocción y preparación se pueden lograr diferentes texturas: por ejemplo, desde preparaciones con carne de pollo picada, como hamburguesas y albóndigas; hasta comidas más desafiantes para masticar, como milanesas. A los chicos les encanta tomar alimentos con sus manos, y el pollo se presta especialmente para ello.

Personas mayores

Aunque en muchos casos las recomendaciones oficiales de ingesta de proteínas no se han modificado, en la actualidad está ampliamente aceptado que las necesidades de proteínas de las personas mayores son más elevadas que aquellas de los adultos más jóvenes. Así, mientras que las personas adultas necesitan diariamente 0,8 gramos de proteínas por kilo de peso, los expertos recomiendan que, a partir de los 60 años, este consumo se eleve a 1-1,2 g/kg/día en el caso de personas sanas, y aún más (1,2 – 1,5 g/kg/día o incluso más) en el caso de personas con alguna condición de salud (crónica o aguda) que incremente la demanda. Esto quiere decir que, mientras que un adulto de 70 kg necesita incorporar con la alimentación aproximadamente unos 56 g de proteínas cada día, la misma persona necesitará entre 70 - 84 g de proteínas para mantener su salud muscular una vez alcanzada la sexta década de la vida.

Tan solo 1 porción de carne de pollo sin piel (por ejemplo, 1 muslo grande o 1 pechuga chica) aporta, en promedio, alrededor del 40-47% de las necesidades de proteínas de una persona mayor tipo. Asimismo, las proteínas de la carne de pollo están conformadas por aproximadamente 20% de los llamados “aminoácidos de cadena ramificada”, los cuales tienen un rol destacado en la formación y mantenimiento de los músculos.

La carne de pollo es también un alimento óptimo para contribuir a mantener la salud cardiovascular de las personas mayores, en tanto se trata de un alimento con escaso contenido de grasas cuando se lo consume sin su piel (apenas 3,3 gramos cada 100 g de alimento, en promedio), de las cuales la mayor parte (2/3) son saludables. Además, es una carne naturalmente baja en sodio y rica en potasio, minerales ambos íntimamente relacionados con el mantenimiento de la presión arterial, por lo que puede formar parte de la alimentación saludable de todas las personas mayores, incluso aquellas con presión arterial elevada y/o enfermedad cardiovascular.

Además de lo referido a las necesidades de nutrientes, algunas personas mayores enfrentan otras circunstancias que condicionan aún más sus posibilidades de alimentarse saludablemente y de disfrutar de la comida. Al ser un alimento que ofrece alta concentración de nutrientes, la carne de pollo es ideal en el caso de personas con poco apetito y que sólo admiten porciones pequeñas de comida, o a quienes el momento de la comida les toma más tiempo y se cansan rápidamente.

A su vez, es una carne tierna y suave, que admite diversos modos de preparación que permiten mantener su terneza, como el hervido, estofado y horneado, lo que hace que sea muy apropiada para personas con dificultades para masticar, como por ejemplo en el caso de pérdida de piezas dentarias. También es óptima para ser utilizada en forma triturada en diversas preparaciones como terrinas, soufflés, pasteles, papillas, manteniendo todo su sabor y elevando la calidad nutricional de este tipo de preparaciones. Por otra parte, la combinación de su bajo contenido de grasa y la terneza de sus fibras, hacen que sea una carne fácilmente digerible, muy apropiada para quienes presentan alteraciones digestivas. Algunas personas de edad avanzada no desean cocinar tan frecuentemente, o bien dependen de alguien más para preparar su comida. Para ellos, el pollo ofrece la ventaja de ser un alimento versátil y muy rendidor, pudiendo utilizarse no sólo su carne, sino también sus menudos y carcasa, en variedad de preparaciones. Por ejemplo, los menudos pueden acompañar una segunda comida, y con su carcasa pueden prepararse caldos de ave desgrasados, muy ricos y aprovechables para preparar una nutritiva sopa o darle mayor sabor y calidad nutricional a una salsa. Además, la carne de pollo puede consumirse tanto en platos calientes como en preparaciones frías, manteniendo todos sus beneficios.

“La carne de pollo es también un alimento óptimo para contribuir a mantener la salud cardiovascular de las personas mayores”

Las propiedades nutricionales de la carne de pollo hacen que sea ideal para incorporar en la alimentación cotidiana en las distintas etapas de la vida, al tiempo que ofrece ventajas organolépticas y sensoriales que permiten aprovechar al máximo la versatilidad de esta carne, que es también sumamente accesible y está siempre disponible. La carne de pollo es un alimento saludable y es parte de nuestra tradición argentina.

Más información:
https://www.cincap.com.ar/