Por: Lic. Amalie Ablin (*),&nbsp;Licenciada en Ciencia Pol&iacute;tica (Universidad del Salvador, Buenos Aires). Postgrado Programa de Capacitaci&oacute;n Ejecutiva en Agronegocios (Universidad de San Andr&eacute;s, Buenos Aires) &nbsp; Este desarrollo -junto a la estricta cuarentena impuesta al sector de hoteles y restaurantes- motiv&oacute; una intimidante cobertura por parte de algunos medios de comunicaci&oacute;n respecto de las implicancias de la pandemia para la seguridad alimentaria, potenciando tendencias ya en curso en el comportamiento nutricional de muchos consumidores. As&iacute;, la presente pandemia torn&oacute; el debate preexistente respecto de la potencial evoluci&oacute;n del mercado de prote&iacute;nas animales en una tem&aacute;tica de inter&eacute;s general. Al respecto, seg&uacute;n datos provistos por la &ldquo;Organizaci&oacute;n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci&oacute;n&rdquo; (FAO, acorde su acr&oacute;nimo ingl&eacute;s), el consumo anual per c&aacute;pita a nivel mundial de carne porcina en 2018 ascendi&oacute; a 12,3 kg, corroborando su difusi&oacute;n muy superior al de la carne vacuna (6,5 kg), aunque ubic&aacute;ndose todav&iacute;a por debajo de la de origen aviar (14,2 kg). Por su parte, las proyecciones de la &ldquo;Organizaci&oacute;n para la Cooperaci&oacute;n y el Desarrollo Econ&oacute;mico&rdquo; (OCDE) y la FAO para la d&eacute;cada en curso, coinciden en pronosticar con car&aacute;cter general que las ventas de los diversos tipos de carnes se incrementen a nivel mundial 12% hacia el a&ntilde;o 2029. Mercado mundial <p style="text-align: center;"> En particular, se prev&eacute; que el mercado mundial de carne porcina avance hasta alcanzar 127 millones de toneladas m&eacute;tricas durante los pr&oacute;ximos 10 a&ntilde;os, concentrando as&iacute; 28% del incremento total que registre el consumo de las variedades de carnes antes citadas. De esta forma, sobre una base per c&aacute;pita, se observa que durante el per&iacute;odo 2020-2029 la demanda de carne porcina disminuir&iacute;a marginalmente, a medida que se reduzca su ingesta en la mayor&iacute;a de los pa&iacute;ses desarrollados. En efecto, se estima que dicho mercado decrezca en la &ldquo;Uni&oacute;n Europea&rdquo; (UE) en raz&oacute;n de los cambios previsibles en la composici&oacute;n etaria de la poblaci&oacute;n, que en la tercera edad tiende a confluir hacia dietas que favorecen la carne de aves de corral por sobre la porcina, no s&oacute;lo por su inferior precio sino porque la primera es percibida como una elecci&oacute;n alimentaria m&aacute;s saludable. Por el contrario, se observan tasas de crecimiento sostenidas para la carne porcina en la mayor parte de Am&eacute;rica Latina, donde el consumo per c&aacute;pita ha crecido con rapidez en los &uacute;ltimos a&ntilde;os, respaldado por precios relativos favorables que posicionaron a la misma como una de las preferidas, junto a la de aves de corral, para abastecer la creciente demanda de las clases medias. En este sentido puede observarse una correlaci&oacute;n a nivel global entre el consumo de los diversos tipos de carnes y la evoluci&oacute;n de ingresos registrada en los respectivos pa&iacute;ses. En efecto, puede verse que el crecimiento de clases medias mejor remuneradas conlleva un mayor consumo de carne vacuna, en raz&oacute;n de su m&aacute;s elevado costo comparativo con la porcina y aviar. As&iacute;, la evoluci&oacute;n de la Rep&uacute;blica Popular China como principal mercado importador mundial de carnes en los &uacute;ltimos a&ntilde;os ejemplifica claramente la correlaci&oacute;n de ingresos antes se&ntilde;alada. Al respecto no puede dejar de se&ntilde;alarse que la concentraci&oacute;n hist&oacute;rica del consumo casi exclusivo de carne vacuna en la Argentina resulta una anomal&iacute;a inusual respecto de esta regla (tal vez s&oacute;lo observable en Australia), en raz&oacute;n de la enorme estructura productiva dirigida a la exportaci&oacute;n pecuaria a Europa. En esta l&iacute;nea, expertos en el &aacute;mbito de las prote&iacute;nas animales anticipan que muy probablemente en 2022 la demanda de las mismas tienda a concentrarse en el sudeste asi&aacute;tico en su conjunto -no solo en China-, mientras Europa retroceder&aacute; en t&eacute;rminos relativos y Estados Unidos (EE.UU.) mantendr&aacute; eventualmente el equilibrio presente. De esta forma, cabe esperar que el futuro de las exportaciones de todo el segmento de prote&iacute;nas animales ofrecidas por nuestro pa&iacute;s -no s&oacute;lo el de la carne vacuna- deber&aacute; orientarse hacia el sudeste asi&aacute;tico para su rentable desarrollo futuro, ya que se trata de la regi&oacute;n donde se registra el mayor incremento de poder adquisitivo per c&aacute;pita a nivel mundial, proceso que conlleva una demanda creciente de estos productos. As&iacute;, desde el &ldquo;Consorcio de Exportaci&oacute;n de Carne de Cerdo Argentina&rdquo; (Argenpork) se asegura que la producci&oacute;n porcina dom&eacute;stica podr&aacute; seguir creciendo, no obstante destacarse que algunas limitantes en materia de infraestructura podr&iacute;an condicionar el aumento de exportaciones, aunque se prev&eacute; que en 2021 los despachos podr&iacute;an ya alcanzar las 50.000 toneladas. Sin embargo, mientras el mercado internacional registra esta positiva tendencia regional, deber&aacute; al mismo tiempo enfrentar precisamente en los pa&iacute;ses desarrollados un proceso contrario reflejado en la creciente demanda de sustitutos de carnes de origen vegetal. En efecto, la comercializaci&oacute;n de productos b&aacute;sicos en las g&oacute;ndolas de los puntos de venta de los EE.UU. muestra que los sustitutos de carnes procesados a partir de materias primas de origen vegetal han registrado un incremento de casi 200% entre abril de 2020 e igual per&iacute;odo de 2018, evoluci&oacute;n atribuida a una creciente preocupaci&oacute;n de los consumidores por los efectos sobre su salud de los alimentos primordialmente ingeridos. En este contexto mundial cabe destacar que la producci&oacute;n y el consumo de carne de cerdo en la Argentina han crecido sustantivamente en los &uacute;ltimos 15 a&ntilde;os, con motivo de las relevantes transformaciones tecnol&oacute;gicas introducidas en la metodolog&iacute;a productiva, que han permitido reducir su precio en el mercado dom&eacute;stico e inclusive incursionar en la exportaci&oacute;n. Sin embargo, la expansi&oacute;n de la producci&oacute;n porcina se encuentra acompa&ntilde;ada por una serie de obst&aacute;culos que requieren particular atenci&oacute;n en el contexto del cuidado medioambiental -y su correlato en el comercio internacional- tales como la gran cantidad de esti&eacute;rcol que los establecimientos porcinos generan. En efecto, estos residuos org&aacute;nicos pueden contener metales pesados, exceso de sales y microorganismos pat&oacute;genos, lo cual los convierte en fuentes potenciales de contaminaci&oacute;n de aire, suelos y napas acu&iacute;feras. Argentina <p style="text-align: center;"> Al respecto, la creciente producci&oacute;n dom&eacute;stica ha tomado temprana nota de la necesidad de encontrar una forma adecuada para superar este inconveniente, habiendo impulsado un reconocido estudio a cargo del &ldquo;Instituto Nacional de Tecnolog&iacute;a Agropecuaria&rdquo; (INTA) y la &ldquo;Facultad de Agronom&iacute;a de la Universidad de Buenos Aires&rdquo; (FAUBA), orientado a convertir los residuos s&oacute;lidos y l&iacute;quidos de la producci&oacute;n en abonos org&aacute;nicos. Al respecto, los resultados preliminares obtenidos&nbsp;en la zona n&uacute;cleo de C&oacute;rdoba-Buenos Aires -como corolario de la aplicaci&oacute;n de las t&eacute;cnicas desarrolladas, resultan alentadores en lo que concierne a la obtenci&oacute;n de fertilizantes funcionales, que a su vez podr&iacute;an generar un ingreso adicional para los productores porcinos. Asimismo, la &ldquo;Asociaci&oacute;n Argentina de Productores Porcinos&rdquo; (AAPP) present&oacute; al &ldquo;Banco de Inversi&oacute;n y Comercio Exterior&rdquo; (BICE) el denominado &ldquo;Plan Estrat&eacute;gico Porcino 2020-2030&rdquo;, que proyecta un aumento en la producci&oacute;n, las exportaciones, el consumo interno y los puestos de trabajo en el sector. El mismo establece metas para el a&ntilde;o 2030, que incluyen un crecimiento en el n&uacute;mero de madres de casi 360.000 a 700.000, un avance en la producci&oacute;n de carnes de 655.000 a 2,1 mill&oacute;n de toneladas, y un incremento de las exportaciones a una tasa anual del 30% que permitir&iacute;a pasar de las 41.000 toneladas actuales a 800.000 toneladas al final de la d&eacute;cada, generando divisas para el pa&iacute;s por US$ 1.740 millones anuales. Coincidentemente, el gobierno nacional impulsa un proyecto financiado por presuntas inversiones de la Rep&uacute;blica Popular China, orientado a duplicar la producci&oacute;n de carne porcina en la Argentina por medio de la instalaci&oacute;n de 25 plantas productoras en las provincias norte&ntilde;as en los pr&oacute;ximos 6 a&ntilde;os, el cual permitir&iacute;a transformar al pa&iacute;s en un productor significativo de carne de cerdo a nivel global, focalizando la exportaci&oacute;n al abastecimiento del mercado chino, proyecto altamente cuestionado por organizaciones sociales y ambientales por sus potenciales efectos sobre la deforestaci&oacute;n, el uso del agua y las emisiones contaminantes. Por su parte, el consumo interno, que se ubic&oacute; en 2020 en torno a 14,3 kilos&nbsp;per c&aacute;pita, se elevar&iacute;a a 26,3 kg (a raz&oacute;n de un kilo por a&ntilde;o), mientras que las inversiones que acompa&ntilde;ar&iacute;an este desarrollo alcanzar&iacute;an los US$ 2.730 millones y permitir&iacute;an la generaci&oacute;n de casi 100.000 nuevos puestos de trabajo. Con car&aacute;cter m&aacute;s general cabe tener presente que hasta hace relativamente pocos a&ntilde;os la comercializaci&oacute;n de la faena animal -as&iacute; como de los subproductos derivados de la actividad pecuaria- reflejaban el progresivo avance de un proceso de integraci&oacute;n y concentraci&oacute;n empresarial, por lo que los mercados de carnes, huevos y l&aacute;cteos se concentraban predominantemente en grandes conglomerados agroindustriales que acumulaban, procesaban y distribu&iacute;an los productos finales hasta su oferta -ya preparados y preenvasados- en las g&oacute;ndolas de los supermercados. Sin embargo, esta estructura productivo-comercial podr&iacute;a estar cambiando en raz&oacute;n de la creciente presi&oacute;n de los consumidores para intentar incidir en la definici&oacute;n de las caracter&iacute;sticas de los productos finales, acorde la evoluci&oacute;n de sus preferencias en materia diet&eacute;tica y de cuidado de la salud. En este sentido, cabe interrogarse acerca del curso previsible de tales tendencias que parecer&iacute;an agudizarse como resultado de la pandemia. As&iacute;, los analistas del sector se preguntan si la demanda per c&aacute;pita de los consumidores de alimentos de origen animal podr&iacute;a mantenerse, aumentar o reducirse, as&iacute; como los plazos previsibles para que las transformaciones orientadas a una mayor interacci&oacute;n preliminar con los consumidores puedan verificarse, de forma de dejar registradas sus preferencias y eventualmente lograr la adaptaci&oacute;n preliminar de los productos ofrecidos a los requerimientos de la demanda. Teniendo en consideraci&oacute;n este panorama a nivel global, pueden evaluarse con car&aacute;cter no excluyente diversos instrumentos potencialmente dirigidos a promocionar el consumo de carne porcina, una de las opciones m&aacute;s significativas como proveedora de prote&iacute;nas animales. Blockchain&nbsp; La transparencia en la cadena de suministro de alimentos resulta clave para ganar la confianza del consumidor, que impulsa el crecimiento de la alimentaci&oacute;n basada en bienes de r&aacute;pida rotaci&oacute;n. As&iacute;, por ejemplo, se presume que la incorporaci&oacute;n de informaci&oacute;n sucinta del perfil de cada animal, rese&ntilde;ada en un historial que detalle sus fuentes nutricionales y antecedentes veterinarios, as&iacute; como describa el ambiente del establecimiento de crianza -entre otros- podr&iacute;a ejercer un efecto muy positivo sobre la demanda. Sustentabilidad La pandemia ha fortalecido una tendencia registrada desde hace ya alg&uacute;n tiempo bajo el concepto de sostenibilidad. As&iacute;, diversos estudios de comercializaci&oacute;n evidencian que un segmento creciente de consumidores anhela ejercer un impacto positivo sobre el medio ambiente a trav&eacute;s de sus acciones cotidianas, las que incluyen sus compras e ingesta de comidas y bebidas. Por lo tanto, parece evidenciarse que las industrias procesadoras de prote&iacute;nas animales ejercen creciente atracci&oacute;n sobre el consumidor al ofrecer testimonio de su compromiso con la sostenibilidad a lo largo del ciclo del producto, ya que los compradores valoran conocer los detalles del ciclo completo de producci&oacute;n. Por ello, cabe en particular contemplar que en este sector vilipendiado por el presunto maltrato animal, la forma de comunicar los esfuerzos de sostenibilidad a nivel del demandante final puede contribuir al &eacute;xito en la comercializaci&oacute;n. Cambios en las preferencias de los consumidores Se percibe que los consumidores exigen progresivamente mayores garant&iacute;as de calidad e inocuidad sanitaria que los sistemas de producci&oacute;n de alimentos deber&iacute;an estar en condiciones de ofrecer en forma creciente, en particular en segmentos nuevos como el de los snacks c&aacute;rnicos, cuyas expectativas se presentan particularmente alentadoras para aquellas empresas que se muestren capaces de presentar adecuadas credenciales nutricionales. Comunicaci&oacute;n Un exitoso &ldquo;marketing&rdquo; de productos c&aacute;rnicos deber&aacute; adecuarse a las nuevas formas de comunicaci&oacute;n prevalecientes en un contexto de pandemia donde se han generalizado medios de contacto digitales y entornos cada vez m&aacute;s virtuales. Las redes sociales se han convertido de hecho en el nuevo espacio donde pueden explorarse oportunidades para fortalecer la imagen de los productos mediante la interacci&oacute;n con los consumidores, de manera de concretar acciones de promoci&oacute;n concretas y efectivas. En tal sentido la experiencia ha demostrado la factibilidad de desarrollar iniciativas dirigidas a incrementar la reputaci&oacute;n de la carne de cerdo argentina por v&iacute;a de una adecuada conexi&oacute;n con el p&uacute;blico, logrando impulsar las ventas a trav&eacute;s de plataformas varias. Promoci&oacute;n En el contexto descripto, se estima que para resultar efectiva la actividad promocional deber&aacute; tener en cuenta las exigencias y demandas cada vez m&aacute;s espec&iacute;ficas que emergen desde los distintos estratos de consumidores, contemplando que el desarrollo de estrategias tendientes a alcanzar un posicionamiento comercial ventajoso deber&aacute; centrarse en aquellos argumentos emocionales que los mismos priorizan. Carne sint&eacute;tica Puede observarse claramente que el volumen de negocios asociado a las carnes sint&eacute;ticas ha tendido a crecer a nivel mundial desde el surgimiento de la pandemia. Por ello, la carne vacuna -as&iacute; como los dem&aacute;s productos c&aacute;rnicos- deber&aacute;n esforzarse cada vez m&aacute;s por resaltar sus cualidades y atributos que los ubican precisamente como alimentos naturales, genuinos y carentes de riesgos, lo que implica en definitiva mostrarse como &ldquo;carnes de verdad&rdquo;. En efecto, las carnes desarrolladas en laboratorio proponen una revoluci&oacute;n ambiental, filos&oacute;fica y gastron&oacute;mica frente a sociedades proclives a captar adeptos propensos a dicha tendencia. El sector porcino deber&aacute; desarrollar creatividad para evitar la migraci&oacute;n de consumidores -como ya acontece en el caso de las carnes vacunas- a productos alternativos de origen vegetal. En este sentido se vislumbra que en el futuro pr&oacute;ximo la apreciaci&oacute;n &ldquo;nutricional&rdquo; y &ldquo;ambiental&rdquo; resultar&aacute;n determinantes en el comportamiento del consumidor, por lo que el &eacute;nfasis en dichos par&aacute;metros puede convertirse en un elemento fundamental con tal prop&oacute;sito. A modo de ejemplo puede destacarse que hasta Nestl&eacute; -empresa alimenticia m&aacute;s grande del mundo- anunci&oacute; recientemente que planea ingresar al mercado de la carne cultivada, medida que podr&iacute;a contribuir a agilizar la difusi&oacute;n masiva de la tecnolog&iacute;a incipiente en este rubro, en el cual el gigante suizo estar&iacute;a desarrollando productos c&aacute;rnicos alternativos que mezclar&iacute;an carne cultivada con ingredientes de origen vegetal. En conclusi&oacute;n, en un contexto de desaf&iacute;os y oportunidades, el sector de carnes porcinas de la Argentina parece responder positivamente a las transformaciones en curso, al mismo tiempo que muestra un responsable compromiso social, manteniendo operativa su cadena de suministro sin afectar el abastecimiento y respondiendo a las m&uacute;ltiples medidas de prevenci&oacute;n sanitaria que la situaci&oacute;n de pandemia exige. Al mismo tiempo, desde el punto de vista de la competitividad y el acceso de los consumidores, ha logrado conservar cierta estabilidad de precios en el marco del actual contexto inflacionario local, lo que le ha permitido mantener un consumo en torno de alrededor de 14 kg anuales por habitante, sin afectar sustantivamente los niveles de exportaci&oacute;n, los que se presentan muy auspiciosos. (*) Las opiniones vertidas son de exclusiva responsabilidad del autor y no comprometen a la instituci&oacute;n en la cual se desempe&ntilde;a.